Antoni Gaudí el arquitecto naturista encontró en la Naturaleza su inspiración vital

En una fría mañana de junio de 1926, un anciano de aspecto humilde caía malherido en las calles de Barcelona tras ser atropellado por un tranvía. En sus bolsillos solo encontraron un rosario, unos evangelios arrugados y un puñado de pasas y cacahuetes. Nadie reconoció en aquel momento al genial arquitecto Antoni Gaudí. Esta escena final de su vida resume la extraordinaria trayectoria de un hombre que, siendo uno de los arquitectos más revolucionarios de la historia, eligió vivir con una austeridad casi franciscana, siguiendo los ideales del naturismo y el vegetarianismo en aquellos momentos.

- LAURA TORRES Y JRM A PARTIR DE "ANTONI GAUDÍ", EL LIBRO ORIGINAL DEL DR. FREDERIC VINYES.

Los orígenes de una sensibilidad especial

La relación de Gaudí con la naturaleza comenzó en su infancia. Antes de los seis años, empezó a sufrir de reuma-tismo articular, una dolencia que le acompañaría toda su vida. Estas limi-taciones físicas le obligaron a pasar lar-gas temporadas en la masía familiar de Riudoms, donde, mientras otros niños corrían y jugaban, el pequeño Antoni desarrolló una extraordinaria capaci-dad de observación del mundo natural que le rodeaba.

“Mientras los otros muchachos co-rrían y jugaban, el pobre Anton, medio inválido, comenzó a desarrollar sus do-tes de observación que tanto influirían en su futura carrera de arquitecto”, es-cribiría más tarde uno de sus biógrafos. La naturaleza mediterránea, multifor-me y luminosa, se convirtió en su más querida maestra, una influencia que se-ría decisiva tanto en su vida profesional como en sus costumbres sanitarias.

El camino hacia el naturismo

La transición de Gaudí hacia el naturis-mo y el vegetarianismo no fue repenti-na. En su juventud, cuando comenzó a cosechar éxitos profesionales, no se privaba de fumar puros ni de disfru-tar de lo que popularmente se conoce como “buena mesa”. Sin embargo, ha-cia los 40-50 años, influenciado por las propuestas naturistas del abad alemán Sebastian Kneipp, comenzó a transfor-mar radicalmente su estilo de vida.

Su padre había sido el primer eslabón de esta cadena, al curarse unas varices siguiendo las prácticas naturistas de Kneipp. Los libros de este sacerdote alemán, junto con los trágicos griegos y Shakespeare, se convertirían en las obras no religiosas más consultadas de su modesta biblioteca.

Una vida regida por la naturaleza