EL BENEFICIO DE UNA SOPA CALIENTE EN EL PROCESO - DE DESINTOXICACIÓN

Vivimos en un mundo basado en la inteligencia y la razón, donde estructuras, protocolos, estrategias de comunicación y generalidades, el abarcar mucho y contener poco, marcan una era de información bulímica que conlleva confusión y desorientación.

- PATRICIA RESTREPO, DIRECTORA DEL INSTITUTO MACROBIÓTICO DE ESPAÑA Y CONSULTORA MACROBIÓTICA.

El desarrollo desmesurado y desequilibrado de una sola parte de nuestro cerebro, ha generado como modelo la «civilización» desconectada del sentido común, la sabiduría, la compasión y el respeto por todo fenómeno natural y todo ser sintiente del planeta.

Hace mucho tiempo un amigo me contó que le habían preguntado a su hijo, en la escuela, qué entendía por civilización, y el pequeño dio esta respuesta: «el derecho o prioridad hacia el más débil o indefenso». Su respuesta me dejó fascinada y la entendí inmediatamente. No entiendo como nos podemos vanagloriar calificándonos de civilización desarrollada, cuando en realidad es totalmente lo opuesto.

Además de ignorar y atropellar al indefenso, hemos desdeñado a los mayores y sus sabias enseñanzas y hemos olvidado la naturaleza como fuente de vida y salud.

«La prueba de un pueblo es su comportamiento hacia el viejo. Es fácil amar a los niños, pero el cariño y el cuidado hacia los ancianos, los incurables y los desamparados son las minas de oro verdaderos de una cultura» Abraham Joshua Heschel.

Seguramente cuando te hablo de sopas te recordarán a los abuelos que, en su humilde bien hacer (nada pretencioso pero sí grandioso), sabían por su experiencia íntima con el alimento lo que representaba una sopa para la nutrición de la familia.

Nada sabían de nutrientes, ni de comida saludable, pero mantenían un fino balance entre los alimentos adecuados, los tiempos de cocción, las cantidades y, lo más importante, poseían la sapiencia del efecto y consecuencia que el alimento tiene en nosotros para conseguir el bienestar.