EN UN BICHO RARO POR EEUU

Es tan extraño que ni siquiera le pusieron nombre. Por eso, cuando viajas por Estados Unidos en un VW 181 te sientes casi como un extraterrestre con 'The Thing'.

- Thomas Geiger

NO SÉ HACE CUÁNTOS KILÓMETROS DEJÉ ATRÁS el último pueblo con un atisbo de vida humana. En ruta desde el Este, el resplandor del amanecer no ha sido interrumpido por ningún tipo de luz artificial y nada ha empañado la claridad de un cielo completamente despejado. Tras coronar una pequeña colina y seguir circulando por la meseta, el horizonte se rompe por culpa de las 28 antenas colocadas en Y, de unos 25 metros diámetro y 209 toneladas de peso cada una: bienvenidos a las llanuras de San Agustín. Bienvenidos al Very Large Array, un peculiar observatorio radioastronómico situado a unos 80 kilómetros al oeste de la ciudad de Socorro -Nuevo México-, donde los estadounidenses miran al espacio, buscando otras galaxias e intentando cazar OVNIS.

Pero en esta cristalina y fría mañana, a casi 3.000 metros sobre el nivel del mar, no hace falta mirar ni tan arriba ni tan lejos, porque el OVNI no es un Objeto Volador No Identificado, sino un objeto rodante desconocido. Y no, no está suspendido en el espacio, sino circulando por el asfalto. Solo, sin compañía de nadie más, salvo de quien escribe estas líneas, abriéndose paso hacia el oeste con su característico y llamativo color amarillo. Una tartana de otra época, que incluso cuando podía considerarse nueva resultaba ser tan extraña que los americanos que se cruzaban con ella la llamaban 'The Thing' -La Cosa-. Ahora, 50 años después, esta cafetera de chapa ondulada, protegida únicamente mediante una capota de lona, parece en realidad un coche proveniente de otra galaxia, como si hubiera salido de una película de ciencia ficción, pero de una de esas rodadas en Kodachrome de mediados de los 60 y no en formato IMAX 4D digital. Aunque no es una estrella de cine, ni un Hot Rod hecho a mano, sino un VW 181.

Inclasificable