EN LA CABEZA DEL DINOSAURIO

La paleoneurología es una de las ramas más complejas de la paleontología actual. Utilizando los modernos escáneres de rayos X, los investigadores tratan de saber cómo era el cerebro de los dinosaurios para determinar su inteligencia.

- JAVIER RADA

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí…». Dicen que este es el cuento más breve del mundo (al menos de los escritos en castellano desde la caída del meteorito Chicxulub). Son solo siete palabras entrelazadas en la jurásica genialidad de un orfebre de las dobles lecturas y de las amenazas veladas.

Se titula El dinosaurio y lo escribió el escritor guatemalteco Augusto Monterroso. Para la mayoría, su lectura evoca extrañeza, es como encontrarse por la mañana con el largo cuello de un diplodoco entrando por la ventana del dormitorio para desearte los buenos días. Pero para cierto tipo de personas el cuento tiene otro carácter…

Podría ser la entrada de un día cualquiera en su diario o cuaderno de campo. Les habla de sus esfuerzos y anhelos cotidianos. De los largos paseos por la Patagonia o por la serranía de Teruel en busca de unas piedras más raras que la tanzanita o el neodimio. De tantas suposiciones, inferencias, e hipótesis. De tantos vacíos.

Porque cuando estas personas despiertan… el dinosaurio sigue allí. Sí, literalmente, observándoles desde su mundo petrificado. Paleontólogos. Buscadores de fósiles, exploradores de yacimientos, científicos de un tiempo remoto… Es tan cotidiano que a veces llevan al bicho al hospital, como si se tratara de su propio abuelito enfermo de enfisema pulmonar, para que le hagan una tomografía axial computerizada o TAC.

En la imagen de la izquierda, cráneo y cerebro de un Tyranosaurus rex. A la derecha, recreación de su cerebro. Conocer su capacidad para pensar ayudará a los científicos a determinar su forma de vida, sus hábitos, alimentación, su vida reproductiva, etc.