ACADEMIA de mayordomos

UN GRUPO DE MUJERES Y HOMBRES SE SOMETE A UNA RIGUROSA FORMACIÓN PARA CONVERTIRSE EN MAYORDOMOS DIPLOMADOS.

- Leon Ospald

No muy lejos de Simpelveld, una pequeña ciudad de los Países Bajos, se alza un antiguo monasterio. Oculto tras un grupo de árboles y un terraplén ferroviario, se erige discreto, tanto es así que muchos habitantes de Simpelveld aún no tienen del todo claro qué ocurre en el interior de ese edificio tras el portón de hierro forjado. Sin embargo, la academia ubicada en el monasterio es conocida en todo el mundo. Cuatro veces al año se imparte allí un programa único que dura diez semanas y que abre las puertas a una carrera muy especial.

Cuando Fabiana Pagliuca llega a Simpelveld, solo sabe que será una formación exigente. Pero lo que ella y sus catorce compañeras y compañeros están a punto de vivir, aún está por revelarse. Fabiana Pagliuca es italiana y tiene 43 años. Nada más cruzar la gruesa puerta de madera del monasterio, percibe el frío que reina en su interior. Las personas que la rodean también parecen frías y distantes. Se dirigen a ella por su apellido: la señorita Pagliuca. Y todos deben tratarse de la misma manera, siempre por el apellido.

Se quedan allí, de pie, algo desorientados en el vestíbulo, hasta que el señor Deijkers los recoge y los lleva a sus habitaciones: cuartos sencillos, con una cama, un armario y un escritorio. El señor Deijkers camina con una rectitud llamativa. Su traje verde se ajusta a la perfección a su figura atlética; lleva el cabello cuidadosamente peinado hacia atrás.

La barbilla, siempre un poco más alta de lo necesario. El señor Deijkers es lo que los 15 participantes del curso aspiran a ser: mayordomo. Actualmente es el mayordomo principal de la International Butler Academy. Dirige la casa y a todo el personal, colabora en la formación de los futuros mayordomos y, si hace falta, también limpia los baños.