ETERNA PRIMAVERA

En la madurez de los 65 años, decidimos fugarnos y casarnos

- Melodie Campbell

PODRÍA COMENZAR esta historia el día que Mike se arrodilló delante de la mesa donde estábamos cenando para proponerme matrimonio y luego, debido a su artritis, no podía levantarse.

O el día que dijo: "Vamos a fastidiar a algunas personas, hagamos lo que hagamos. ¿Por qué no nos casamos sin avisar?" Tenemos que remontarnos 47 años antes. Mike y yo nos conocimos en la universidad, en Canadá, durante nuestro primer año de comercio. Era un chico genial, y a los dos nos gustaba navegar y jugar al tenis.

Pero ya estaba comprometido con otra persona, así que nos limitamos a ser amigos.

Y la vida siguió adelante.

Mi querido marido Dave murió de cáncer un año antes de la pandemia. El matrimonio de Mike había terminado poco antes en divorcio. Durante el confinamiento, con la amarga soledad que supuso, Mike me encontró en Facebook y empezamos a hablar. Para no hacer larga la historia, se presentó en mi casa con flores y una bolsa de fin de semana, y pasamos el resto del confinamiento juntos, poniéndonos al día 40 años después.

Poco más de un año después, me pidió casarnos. Para entonces teníamos algunas decisiones que tomar.

DESPUÉS, MIKE ME LLEVÓ A UNA CAFETERÍA Y ME DIJO QUE PODÍA PEDIR “LO QUE QUISIERA.”

Las reuniones públicas en ese momento se limitaban a 10 personas. Nuestros hijos adultos y sus familias sumaban más, sin mencionar a nuestros mejores amigos y hermanos. ¿Có- mo podríamos elegir a quién invitar a la boda?