MUCHA...iSUERTE!

¿LAS GALLETAS DE LA FORTUNA VIENEN DEL LEJANO ORIENTE? PARA NADA, CASI TODAS SE ELABORAN EN BAVIERA

- Fabian Huber

EL CAMINO HACIA la felicidad discurre a lo largo de las aguas marrones y fangosas del Danubio, luego gira a la izquierda en un desangelado polígono industrial, pasa junto a un taller de coches de bomberos, hasta llegar a una sala que huele como si alguien acabara de ventilar un horno gigante. Un hombre vestido con un chaleco tradicional nos recibe entre una bruma de vainilla dulce y dice: "Intentamos contrarrestar la depuradora al otro lado del río".

Raphael Schäfer es un experto en frases ingeniosas. Cada día se encarga de envolver más de 20.000 mensajes en una capa crujiente hecha con agua, azúcar, harina y aromas. En Abbach, cerca de Ratisbona, se hornean galletas de la suerte para toda Europa.

El Año Nuevo empieza estos días. Para celebrarlo, en algunos países se abren esas galletas con la esperanza de tener un año especialmente feliz. Schäfer está orgulloso de las pequeñas cajitas de cartón azul que se acumulan en su almacén. La caja de Feliz Año Nuevo, doce galletas con sabor a galleta Lebkuchen, fue un tiempo el segundo producto alimenticio más vendido en la web alemana de Amazon, por delante de los chicles Extra White y de las latas de Red Bull.

"Las galletas de la suerte están viviendo un cambio de imagen", afirma Schäfer. Han pasado de ser un montón de migajas dejadas en un restaurante chino a convertirse en "un producto que realmente toca la fibra sensible. El tema de la felicidad está de moda, todo el mundo busca su felicidad personal".