La capital de la fraternidad Joséphine BAKER

Junto a su marido, la artista francesa de origen norteamericano adoptó a doce niños de todo el mundo. Transformó para ellos un castillo de la Dordoña francesa en un refugio para su "tribu arcoíris". Hasta que se arruinó

- Anne Vidalie

Joséphine Baker y su marido Jo Bouillon celebran la Navidad en el Château des Milandes, fotografiados aquí en 1956 con ocho de sus hijos.

Cuando te roban el paraíso de tu infancia, lo mejor que puedes hacer es destruirlo tú mismo y guardar solo los recuerdos... Corta los árboles grandes del jardín, quema los libros de la biblioteca, tira las cortinas del salón.

En mayo de 1968, mientras las revueltas estudiantiles amenazaban con incendiar Francia, los doce hijos de Joséphine Baker tramaban planes bastante oscuros. Con el corazón en un puño, se preparaban para abandonar su castillo a orillas del río Dordoña, la propiedad de Les Milandes que los acreedores acabaron arrebatando a la célebre cantante y corista.

Adiós a la escalera de caracol de piedra, a las armaduras medievales, a los magnolios centenarios e incluso al cementerio de animales. Adiós a la aldea renombrada por Joséphine Baker “Pueblo del mundo, capital de la fraternidad”, donde había elegido criar a su “tribu arcoíris” de niños adoptados de todo el mundo. Al final, los hermanos y las hermanas abandonaron su plan de destrucción y se contentaron con destrozar con furia su vieja cabaña. Pero nunca olvidaron ese lugar único, fruto de la más generosa de las utopías.

El proyecto de los “dos Jo”