"¡NO TENGO NI IDEA DE PILOTAR ESTE AVIÓN!"

Un pasajero sin experiencia a los mandos de un avión a 3.000 metros sobre el mar

- Robert Kiener

EL SELFI QUE DARREN HARRISON ACABA DE HACERSE lo muestra vestido de manera informal, con pantalones cortos blancos y una camiseta, con los pies descalzos apoyados en un lujoso asiento de cuero gris. Es el único pasajero en la espaciosa cabina de seis asientos de un Cessna 208 turbohélice unimotor, que vuela a unos 3.600 metros sobre el Atlántico, frente a la costa este de Florida.

Envía la foto a su mujer, Brittney Harrison, embarazada de seis meses de su primer hijo. Harrison, ejecutivo de ventas de pavimentos de 39 años, vuelve a su casa en Florida, después de participar en un torneo de pesca en alta mar en las Bahamas.

Es cerca del mediodía. El tiempo es perfecto esta mañana de principios de mayo de 2022 y, las vistas, con un brillante cielo azul y un océano cristalino, son preciosas.

El avión está pilotado por Ken Allen, veterano piloto de 64 años. A su derecha, en el asiento del copiloto, está su amigo Russ Franck, de 70 años. Franck no es piloto, pero le gusta acompañarlo.

Transcurridos 45 de los 75 minutos de vuelo hasta el Aeropuerto Internacional Treasure Coast, en Fort Pierce (Florida), los controladores de tráfico aéreo en Miami autorizan a Allen a comenzar el acercamiento a Fort Pierce, a unos 110 kilómetros al oeste. Le dan instrucciones para que descienda a 3.000 metros.

"November 333 Lima Delta. Roger, Miami Center", dice Allen, usando la señal de llamada del avión.

Minutos más tarde, mientras el piloto continúa el descenso, empieza a sentir unas punzadas en el lado derecho de la cabeza: ¡Boom! ¡Boom! ¡Boom! Cada vez que le late el corazón, nota como si le estuvieran golpeando la cabeza con un martillo.