ECOS de la tierra

En una parcela en pendiente, la vivienda se eleva como un volumen suspendido que busca la levedad sin renunciar a la materia.

- PABLO ESTELA

La luz mediterránea se filtra entre terrazas y planos superpuestos, dialogando con el hormigón, el porcelánico y la madera, en un equilibrio entre la solidez del terreno y la ingravidez del aire. La vivienda se integra en el terreno mediante plataformas aterrazadas que acompañan la pendiente natural; los pavimentos porcelánicos de Pamesa, en acabado gris cemento, se extienden del interior al exterior creando continuidad visual, mientras el aplacado porcelánico gris nube y el sistema Sate blanco refuerzan la sensación de volumen suspendido sobre el jardin.

EL PAISAJE ABRAZA LA ARQUITECTURA EN UNA SUAVE PENDIENTE

LA LUZ DIALOGA CON LA MATERIA Y DIBUJA EL ESPACIO

En el paisaje inclinado de Gavà, la casa se asienta con una presencia que combina peso y levedad. Su implantación responde a una lectura sensible del terreno, que se ordena mediante suaves terrazas donde la arquitectura parece suspenderse, como si flotara entre la montaña y el mar.

Desde la distancia, el volumen se percibe rotundo, casi escultórico; sin embargo, a medida que uno se aproxima, los materiales, las texturas y la luz revelan un diálogo más íntimo, una arquitectura que no busca imponerse sino fundirse con su entorno.