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Múltiples dimensiones EN EL ARTE Y LA VIDA
Harper's Bazaar en Español
|Febrero 2022
Mirando y aprendiendo a mirar de nuevo.

Hace unos meses estaba en Nueva York co-miendo en el Mercer Hotel, y había dos se-ñoras junto a mí. Las dos muy chic, como de 60 años. La cercanía de mesas hizo que me interesara en su plática. Estaban com-partiendo y comentando fotos de una exposición de arte a la que una de ellas había asistido y dijo: “Me gustan las exposiciones que hacen que me guste el arte, y no las que sólo te hacen pensar en las transacciones del mundo del arte”. Inmediatamente pensé en mi papá, Luis Stephens, un hombre que hoy día tiene 83 años y lleva pintando poco más de 50.
Mi abuela, su madre, Annette Nancarrow, era una artista neoyorquina que se mudó a vivir a México, donde conoció a mi abuelo –también neoyorquino– Louis Stephens jugando jai-alai, uno de los deportes que solía hacer en el Frontón México.
Los dos eran amantes del arte y amigos de los artistas de la época de los cuarenta. Mi abuela pintaba, hacia escultura y también joyería. Diseñó piezas para Frida Kahlo, Peggy Guggenheim y Anais Nîn y fue la única mujer que asistió a José Clemente Orozco en uno de sus murales.
This story is from the Febrero 2022 edition of Harper's Bazaar en Español.
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