Cinco Años En La Selva

- Jessica Oliva

Hace poco más de tres años nos topamos con la jungla en medio de los estudios Leavesden de Londres. El color verde que esperábamos encontrar en las green screens en realidad provenía de metros y metros de follaje y árboles reales, que se extendían dentro de uno de los foros con una naturalidad improbable. Como si fuera un invernadero de grandes proporciones, el set era evidencia de que para el recién convertido en director Andy Serkis, los efectos especiales nunca han sido contrarios a lo auténtico. De hecho, para conseguir esas hazañas en performance capture por las que es conocido, Serkis suele aprovechar dos elementos reales: interpretaciones de actores consumados –sin importar si después sus personajes serán recreados en CGI– y ambientes físicos.

En ese momento, la cinta se llamaba Jungle Book: Origins y llevaba ya dos años de realización. En 2013 –antes de que Disney incluso considerara hacer una versión live action de su clásico animado–, Serkis leyó el guion escrito por Callie Kloves y aceptó tomar el proyecto como su ópera prima, en lugar de seguir con su adaptación de la novela de George Orwell, Rebelión en la granja.