‘Una vela para el diablo'

BAJO LA APARIENCIA DE UNA PELÍCULA DE TERROR, ESCONDE UNA CRÍTICA PROFUNDA A LA EDUCACIÓN RELIGIOSA DE LAS MUJERES BAJO EL FRANQUISMO. Y, CUIDADO, NO RENUNCIA A LOS SUSTOS

- Luis E. Parés

A PRINCIPIO DE LOS SETENTA tuvo lugar una primera internacionalización del cine español, cuyas películas empezaron a estrenarse en los países más insospechados. Lo curioso es que esta apertura se produjo donde nadie se lo esperaba, en un tipo de películas baratas, destinadas a los cines de barrio y que no tenían el apoyo de la crítica ni de las instituciones: el fantaterror. Estas películas abrieron una edad de oro del cine de género en España, nunca debidamente reivindicada a no ser desde lugares marginales, cuando no abiertamente friquis. Pero si hubo un cine que supo aprovecharse de las grietas que ya sufría el franquismo, fue este. El fantaterror fue el género que antes supo ver el gancho comercial del erotismo, pero también su capacidad subversiva.