Se fue Quino, se queda Mafalda

El humor es cosa seria y el gran caricaturista argentino lo sabía: “Sirve para poner en evidencia las cosas absurdas que hacemos los humanos”.

- Por Leonardo Tarifeño

No se creía buen dibujante y desconfiaba del poder del humor. Su propio trabajo se ocupó de desmentirlo: la exactitud de su trazo marcó a varias generaciones de humoristas gráficos y la elegantísima ironía de sus cartones demostró que la risa es muy seria.

Nacido el 17 de julio de 1932, hijo de republicanos españoles, Quino perdió a su madre a los 13 años y a su padre a los 17, doble fatalidad que podría haber contribuido a la mitificación de la infancia y al ánimo pesimista que sobrevuelan su obra. “Lo que yo hago no cambia nada —le confesó alguna vez al escritor argentino Osvaldo Soriano—, pero mis dibujos, sumados a piezas de teatro, películas, canciones y libros, conforman una obra que podría ayudar a cambiar algo… aunque tengo mis dudas”. Tras su muerte, el pasado 30 de septiembre, esas dudas parecen despejadas. Sin Quino, el mundo habría sido peor.