Perfumes A Contracorriente

La perfumería de nicho ha revolucionado la industria y ha hecho que los grandes grupos refuercen su portafolio con fragancias de autor, propuestas personalizadas y aromas con un adn único.

- Javier Quesada

Thierry Wasser, nariz de Guerlain, casa perfumera decana en la industria fundada en 1828 en París, está convencido de que los perfumes no tienen sexo. La industria, tam-bién lo ve así. Por eso, la cosmética, en 2018, apuesta, no por fragancias para hombre o mujer, sino por historias olfativas más allá de géneros. Además, los grandes grupos que se reparten el mercado internacional se han decantado, a nivel estratégico, por las marcas de nicho. El conglomerado de lujo LVMH se ha hecho, este año, con la participación mayoritaria de la maison Francis Kurkdjian, siguiendo la estela de otros gigantes, como Estée Lauder, quien es propietaria, desde el año 2014, de dos marcas muy codiciadas por las connaiseurs, como Le Labo y Editions de Parfums Frédéric Malle; o el grupo español Puig, el cual, en 2015, incorporó a su portafolio la marca inglesa Penhaligon’s y la francesa L’Artisan Parfumeur.

En los últimos años, este tipo de marcas ha incrementado sus ventas en un 50%, compitiendo en las grandes ligas con titanes como L’Oréal o Coty, que empiezan a ver a los pequeños grupos de inversión, como el londinense Manzanita Capital, propietario de Diptyque, SpaceNk, Byredo o la reputada marca de velas y perfumes Ben Gorham, como peligrosos rivales.

Todas estas pequeñas marcas ponen el énfasis, no en el marketing, sino en la creación, en el savoir faire, en los ingredientes y en la calidad. No basan su estrategia de negocio en la publicidad, como las marcas tradicionales (es muy común ver los últimos lanzamientos de