La celebridad del zoológico

Casi todos aman a los pandas. Tras un año de documentar un cachorro recién nacido, una fotógrafa recuerda cuando también los amaba.

- REBECCA HALE

HISTORIA Y FOTOS DE REBECCA HALE

EN CASI TODAS LAS FOTOS de nuestras vacaciones a Washington D.C. en 1986, muestro el suvenir que escogí en la tienda de regalos del Zoológico Nacional Smithsoniano: una sudadera blanca, enorme, con pandas que bailaban, pintados con pintura inflable. Tenía nueve años y los pandas eran cool. Ni el calor del verano hizo que me la quitara en todo el viaje.

Me acuerdo muy poco de esas vacaciones, además de la emoción de estar en el zoológico y ver a los pandas gigantes Ling-Ling y Hsing-Hsing, atracciones estrella del circuito turístico. Al año siguiente Ling- Ling dio a luz a gemelos. No sobrevivieron, pero no recuerdo haber sabido eso de niña.

Casi 30 años después, estaba en medio de un grupo de fotoperiodistas y equipos de video en el recinto de los pandas. Era la presentación al mundo de una pequeña cría llamada Bei Bei, y yo hacía la cobertura para National Geographic. Lo más cerca que había estado de fotografiar a un sujeto que generara tal nivel de entusiasmo fue cuando Angelina Jolie visitó las oficinas de National Geographic Society en un evento.

Confieso que mi amor infantil por los pandas no había durado. Para entonces vivía en Washington D.C. Los pandas eran otra casilla que palomear en la lista turística, y fotografiar un cachorro nuevo era parte de mi trabajo. Pero también tenía niños y, como hace la mayoría de los padres en la zona de Washington, los llevaba con regularidad al zoológico.