MUSGO EL PODER DE LO MÍNIMO

Son las primeras especies vegetales pobladoras de la Tierra con un papel clave en la evolución y en la conservación de la biodiversidad. Son minúsculos, cierto, pero también imprescindibles.

- Texto de BRENDA CHÁVEZ, periodista e investigadora especializada en sostenibilidad, consumo y cultura

Son tan desconocidos que solo unos pocos tienen nombres comunes. La mayoría se conocen por sus nombres científicos en latín, pero son las plantas terrestres más primitivas y simples, sin flores, ni frutos, semillas, raíces, sistema vascular ni xilema o floema interiores para transportar agua o nutrientes. Sin embargo, están en casi todos los ecosistemas. Su evolución, solo con elementos rudimentarios (tallo, hojas), ha generado veintidós mil especies en el mundo de pequeño tamaño, porque tampoco poseen sistema de soporte para mantenerse erguidos.

Cada especie es única y sobrevive en nichos casi imperceptibles, las más grandes surgen en los lagos y arroyos donde el agua ayuda a que sus frágiles tallos aguantan su peso.

En su último libro Reserva de Musgo, una historia natural y cultural de los musgos (Capitán Swing), Robin Wall Kimmerer, bióloga y directora del centro para los pueblos nativos y el medio ambiente, dice que su tamaño es su fortaleza: «Toman posesión de espacios en los que otras plantas están excluidas. Sus comportamientos son una celebración de lo pequeño y se desarrollan adaptando las propiedades únicas de su constitución a las leyes físicas de interacción entre el aire y la tierra», explica.

El musgo, en la imagen musgo de roble, sobrevive con elementos rudimentarios, pero en su tamaño está su fortaleza.

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