EL CAZADOR DE ALIENS

TAN GENIAL COMO POLÉMICO, EL FÍSICO ESTADOUNIDENSE AVI LOEB ESTÁ A LA CAZA DE LA INTELIGENCIA Y LA TECNOLOGÍA ALIENÍGENA. Y AUNQUE SUS TEORÍAS PUDIERAN PARECER ALGO EXTRAVAGANTES, LA COMUNIDAD CIENTÍFICA LE HA TENIDO QUE DAR LA RAZÓN.

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Abraham «Avi» Loeb dio respuesta al descubrimiento de un objeto en forma de puro viajando por las inmediaciones del Sol: era un trozo de vela solar de una nave extraterrestre.

Avi Loeb es un nombre bien conocido en la comunidad astronómica. Ha sido director del Departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard durante casi una década, donde ocupa la cátedra Frank B. Baird de ciencia. Sus colegas conocen bien su trayectoria, brillante y al mismo tiempo heterodoxa, proponiendo ideas que rozan la extravagancia, como estrellas moviéndose por el universo a velocidades cercanas a la de la luz. Hasta 2017 esa heterodoxia estaba centrada en la astrofísica, pero en octubre de ese año todo cambió: nuestros telescopios se toparon con un extraño objeto pequeño y no muy luminoso con forma de puro viajando por las inmediaciones del Sol.

Los astrónomos primero creyeron que era un cometa, luego un asteroide, pero observaciones posteriores revelaron que estábamos ante el primer objeto celeste cuyo origen debíamos ponerlo fuera de nuestro sistema solar. Bautizado con el nombre de 'Oumuamua (del hawaiano «explorador»), es un viajero interestelar. La Unión Astronómica Internacional, que pone nombre a planetas, asteroides y cometas, tuvo que inventar una nueva clasificación: llevaría la letra I de Interestelar y el número 1 por ser el primero de su clase: 1I.

Pero lo que lo hacía tan peculiar no era solo su forma (que recordaba a la nave extraterrestre de la novela de Arthur C. Clarke