«Y CUANTO MÁS ACELERO, MÁS CALENTITO ME PONGO>>

ASÍ REZA LA COPLILLA. Y ALGO DE CIERTO HAY EN ELLO: LA ACELERACIÓN NOS PONE, POR LLAMARLO DE ALGÚN MODO, «CALENTITOS». Y SUCEDE TAMBIÉN A LA INVERSA: MIENTRAS MÁS «CALENTITOS» NOS PONEMOS MÁS NOS DA POR ACELERAR.

- JORGE DE LOS SANTOS

66La sobreaceleración produce quietismo, parálisis. Todo pasa tan deprisa que nada pasa"

Nuestra especie se pasó unos 2,5 millones de años haciendo, día tras día, prácticamente lo mismo. De esos, unos 200 000 años, desde que supimos reproducir las condiciones propicias para la reacción química del fuego, y unos 70 000 años dejando nuestra impronta en forma de dibujos en las paredes. Pero fundamentalmente todo era lo mismo: habitar unas cuevas, cazar, recolectar, pillar la carroña que podíamos y dejar marcas de nuestra capacidad simbólica con un trozo de carbón. Una vez y otra vez. Lo mismo un día y al día siguiente y el otro y el otro. Si nuestra especie lleva sobre la tierra 100 porciones de tiempo, durante 99 hemos habitado el quietismo sin alteración, sin variaciones, sin apenas evolución cultural... sin progreso. Pero de repente, un buen día, súbitamente, empezamos a acelerar.