LOS NUEVOS PUROS

Estos que ves ahora labrando la tierra o bien ocultándose, como nosotros, en miserables cuevas, fueron una vez la cúspide de la creación.

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Bastaron dos generaciones para asumir que el horizonte humano es el arado de madera o la oscuridad de las grutas. Pretendo, hijo mío, dejarte la evocación de lo sucedido. Podemos redimirnos si conocemos el pasado. Dejemos antes dos verdades complicadas de asumir ahora. Una vez regimos el universo conocido y los droides no tenían vida. No solo eso, fueron creados por nosotros. Resumamos diciendo que los hicimos con tres objetivos. Aumentar la productividad y asumir tareas peligrosas originó los droides físicos, los más antiguos y manipulables. Llevar a nuestra especie a otra dimensión dio lugar al cíborg, no son más que artilugios de implante, que nos permitían hablar todos los idiomas o tener una fortaleza titánica. Por último, los droides de Inteligencia Artificial, ubicuas maldades sin cuerpo, ideados para tomar decisiones racionales con nuestros algoritmos y evadir lo que caracteriza al hombre, un alma atormentada.