EL MUNDO EN GUERRA

Tras faller como escopetas de feria con sus últimos shooters bélicos, EA y Activision se han rearmado hasto los dientes con tecnología moderna para battllar como en los viejos tiempos

- Rafael Aznar Miró

Históricamente, el ño ha sido la época de mayores rivalidades en el mundo de los videojuegos. Con el consumismo navideño como garantía de ventas millonarias, hemos visto batallas cruentas entre consolas recién lanzadas, entre simuladores deportivos o entre shooters.

La belicosidad entre estos últimos estuvo marcada por el duelo que mantuvieron Call of Duty y Battlefield. La primera lleva recibiendo entregas anuales ininterrumpidamente desde 2003, mientras que la segunda, que inició su andadura en 2002, si bien ha tenido una trayectoQurante, llegó a tener una velocidad de entre lo anual y lo bienal, entre 2008 y 2018. Ahora bien, con la dinámica actual de los juegos como servicio y sus actualizaciones a largo plazo, abrazada especialmente por la saga de Electronic Arts, esa rivalidad se ha ido diluyendo.

Sin embargo, este otoño nos la traerá de vuelta con más fuerza que nunca, y quién sabe si con las tornas revertidas.

En aquella década tan vigorosa, ambas sagas se empujaron mutuamente a mejorar e innovar con cada nueva entrega, y eso nos dejó ambientaciones muy variadas, tanto en guerras antiguas como en conflictos modernos y futuros. En el caso de Battlefield, siempre a rebufo de Call of Duty en ventas, y más necesitada de arriesgar, hasta vimos una recreación de la I Guerra Mundial o un spin-off de policías y delincuentes como Hardline.

Hoy, la situación es un poco diferente.