PEQUENO PERO MATON

Entre los compactos deportivos el Mini John Cooper Works siempre ha sido uno de los mejores. Ahora hemos podido probar su última generación para descubrir si sigue siendo tan bueno como siempre.

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HAY UNA SERIE DE SIGLAS QUE SON SINÓNIMO de deportividad: GTI, RS... y, por supuesto, JCW. Con esta última denominación se identifican los coches más prestacionales de Mini, y aunque ahora es un apellido que llevan diferentes modelos de la marca, tanto de combustión como 100% eléctricos, donde no puede faltar es en el Mini de tres puertas. Así ha sido a lo largo de varias generaciones de este modelo y ahora es el turno de la última evolución de este deportivo.

La variante más reciente de este icono de la firma británica trajo consigo una serie de cambios importantes que también se encuentran en su configuración deportiva. Aunque su apariencia mantiene el estilo de siempre, hay retoques como el del diseño de las luces traseras que no ha dejado a nadie indiferente. Asimismo, por dentro reina ahora el minimalismo, con una única pantalla OLED central circular que concentra todas las funciones, quizás más materiales duros de lo deseado y unos interesantes recubrimientos textiles.