¿Mató la materia oscura a los dinosaurios?

Esta es la hipótesis planteada en su último libro por la física estadounidense Lisa Randall, que ha levantado un gran revuelo en la comunidad científica. Te contamos cómo urdió su fascinante trama de suspense cósmico.

- Mario García Bartual

Un cometa más alto que el Everest se dirige a cincuenta kilómetros por segundo hacia la Tierra e impacta en la península de Yucatán (México), cerca del actual puerto pesquero de Chicxulub. Cuando el objeto espacial alcanza la corteza terrestre se levanta una nube de polvo, ceniza y vapor supercalientes. Aunque esa arrasadora mezcla de viento y agua solo ha consumido un 1 % de la energía del choque: el resto se emplea en derretir, vaporizar y desencadenar terremotos equivalentes a una magnitud diez en la escala de Richter. Más tarde, el efecto combinado de los materiales suspendidos en la atmósfera, el enfriamiento y el posterior calentamiento global acabarán con el 75 % de las especies de seres vivos que poblaban nuestro planeta en ese momento; entre ellos, los dinosaurios no avianos.

Los geólogos y paleontólogos conocen muy bien este apocalipsis, que ocurrió hace aproximadamente 66 millones de años. Antes denominado extinción K-T –por los nombres de Cretácico-Terciario–, ahora recibe el nombre de extinción K-Pg, ya que el segundo periodo geológico ha sido rebautizado como Paleógeno. Tradicionalmente, los especialistas pensaban que lo que impactó contra la Tierra fue un asteroide, pero Lisa Randall, experta en física de partículas y catedrática de la Universidad de Harvard, propone que el autor del desastre fue un cometa procedente de las regiones más remotas del Sistema Solar. En su último libro,