Pueblo de paz

Un centro en Alemania que acoge a niños con lesiones y enfermedades procedentes de zonas en crisis. Serán su familia hasta que recuperen la salud

- Michael Güthlein

¿A CASA O no? Esta es la pregunta del día. Shekiba y el resto de niños están reunidos en el comedor: hay espaguetis boloñesa y de postre requesón de fresa, el favorito. Dentro de la algarabía general que hay en el comedor, se oyen rumores por todas partes… ¿Quién podrá volver a casa? ¿Quién tendrá que quedarse más tiempo? Los adultos se lo comunicarán a todos dentro de un rato. Rabina ya lo sabe y sonríe.

Estamos a finales del mes de septiembre de 2020. Estos niños y niñas han superado muchos obstáculos. Han soportado y han hecho frente al dolor a miles de kilómetros de sus familias. Shekiba espera ansiosamente volver a Kabul junto a Rabina. ¡Echa tanto de menos a los suyos!

LA NOCHE DESPUÉS DE SU LLEGADA, SHEKIBA LLORA LLAMANDO A SUS PADRES.

Shekiba Azimi, de 10 años, es una niña esbelta y tímida que llegó a Dusseldorf el 12 de febrero de 2020 en el vuelo SZ-2101 de la compañía Somon Air de Tayikistán. A bordo había 74 niños y niñas enfermos procedentes de Afganistán, Tayikistán, Kirguistán y Uzbekistán. A su llegada había apenas cero grados. Las ambulancias y los autobuses de línea se aproximaron a la pista de aterrizaje y el personal sanitario femenino y las auxiliares de vuelo bajaron por las escaleras llevando a niños muy bien arropados. Entre ellos estaba Shekiba. Tenía dolores muy fuertes en la pierna izquierda y no podía andar sin sus muletas de madera. Algunos niños tenían cicatrices en la cara, pies torcidos, brazos vendados o piernas amputadas. Otros lloraban.