La Madre de todas las Batallas

Tras finalizar Call of Duty 2, varios miembros de Infinity Ward prometieron que nunca volverían a trabajar en un juego basado en la Segunda Guerra Mundial. Jason West y Vince Zampella, los fundadores del estudio, que habían abandonado EA tras el desarrollo de Medal of Honor: Allied Assault, pusieron a prueba su libertad creativa. El resultado fue una nueva ambientación; la guerra moderna, y un desarrollo que se convertirtía en el nuevo estándar del género FPS. En sus propias palabras, "vamos a fondo y con todo".

- TEXTO DE DAVID MARTÍNEZ

La campaña de Call of Duty Modern Warfare (2007) es una historia de perdedores. Si conseguimos ver a través del humo y las explosiones, detrás de todas esas “set pieces” que podrían haber salido de una película de Michael Bay, encontramos unos héroes de carne y hueso, que van siempre un paso por detrás del enemigo.

Es sorprendente la cantidad de veces en que el equipo de los SAS y los marines de los Estados Unidos fracasan antes de dar con Zakhaev.

“El golpe” o “Sorpresa y Pavor” son sólo algunas de las misiones que salen mal a lo largo de la campaña. Y con todo, la sensación que transmite es inigualable: por primera vez participamos en una auténtica operación militar moderna, con las mismas armas, tecnología y equipo que utilizan las fuerzas especiales (al menos, las que se utilizaban hace 18 años).

Cuando se estrenó Modern Warfare todavía teníamos en la cabeza las imágenes de la CNN durante la operación Tormenta del Desierto -de hecho, el titular de este artículo es el nombre que le puso Saddam Hussein- y la batalla de Mogadiscio en Black Hawk Down. Pero nunca lo habíamos sentido en primera persona, de una forma tan visceral y cercana. No se trataba simplemente de la ambientación, sino de tres elementos que se combinaban en dosis perfectas: narrativa, tecnología y “gunplay”.

Aunque visto en perspectiva, el argumento de