Dirty Dancing – A 30 años del momento de nuestras vidas

Más de tres décadas después de su estreno, la duda flota aún en el aire: ¿es Dirty Dancing –aquí nos reservaremos el derecho de no llamarla, ay, Baile caliente, como se le tituló en México– una película que merece ser considerada un clásico del género? Nosotros pensamos que sí. Aquí las razones

- Por Carlos Jesús González

Combinación de factores

El infierno está lleno de cintas insulsas y olvidables que retratan el primer amor bajo el cursi aroma del verano. ¿Cómo es que Dirty Dancing sorteó este destino fatal? Nadie niega que la química entre Jennifer Grey (Baby Houseman) y Patrick Swayze (Johnny Castle) era tremenda, justo lo contrario a lo que ocurría fuera del set, donde sus desencuentros fueron constantes y sonados. Este encantamiento que los personajes principales generaron con su juego de seducción no se antoja por sí solo del todo original; ni tampoco su guion, indudablemente bien escrito, pero, saturado de clichés y lugares comunes. Sin embargo, digamos que su atractivo radica en la combinación de ambos factores con lo más inolvidable de la cinta: su música.

Rompió moldes

Cintas ambientadas con buena música las hay a montones. “Be My Baby”, de las Ronettes y “