Al final del arocirirs

Renée Zellweger se pone las zapatillas de rubí para darle vida a Judy Garland, una estrella que vivió su vida bajo los reflectores... muchas veces de manera involuntaria.

- Por Vera Anderson / Corresponsal en Los Ángeles

Agrandes rasgos, la vida de Judy Garland es conocida por todos. Cualquiera nos puede decir que fue cantante, bailarina y estrella de cine desde los 13 años. No hay persona alguna que no reconozca su inconfundible timbre vocal en las notas de “Somewhere Over the Rainbow”, del clásico atemporal El Mago de Oz. Sin embargo, no para todos es conocida su vida tras bambalinas: las presiones a las que fue sometida antes de cumplir 16, los compromisos que adquirió y la forma en que su vida –incluido su peso y sus supuestas relaciones amorosas– fue controlada por ejecutivos avariciosos, como si se tratara de una película en sí misma.

“Cuando era niña los únicos momentos en que me sentía querida era cuando estaba en un escenario, interpretando”, dijo Garland alguna vez acerca de su complicada niñez. Ese hambre de ser querida –incluso por sí misma– fue un problema recurrente, tanto en su carrera como en su vida privada; y ahora también es el centro de Judy, la película que hace un retrato de ella a través de un tour de conciertos, durante los que batalló por la custodia de sus hijos. La cinta de Rupert Goold (True Story) está basada en la obra de teatro