Inglaterra huele a bacon

Los países huelen; las ciudades, también. Cuando aterrizas en Santander, te asalta una mezcla de olor a salitre, a hierba y a boñiga de vaca. ¿A qué huele Inglaterra por la mañana? A bacon.

- JAVIER MORO ESCRITOR Y VIAJERO

Marrakech huele a camoun, una mezcla de especias que me provoca el recuerdo de los viajes a Marruecos cuando era niño. Los olores asaltan con ímpetu, se imponen, tienen el poder de evocar momentos pasados. Hay un olor a bacalao seco que me retrotrae a las calles de Hong Kong, aunque lo huela en Lisboa. La fragancia de cierto perfume, que usaba una de mis primeras novias, tiene el poder de ex-citarme... 40 años después. El ruido de batir tortillas fran-cesas era el sonido que precedía la hora de la cena y me re-cuerda al patio de vecinos de nuestra casa, pero mucho más intenso es el recuerdo provocado por el olor a aceite de fri-tanga. Puedo estar en Bangladés, pero si en una peluquería huelo a acetona, automáticamente visualizo a mi madre en el cuarto de estar del piso de Madrid haciéndose las uñas. Cuando huelo a éter, me asalta el recuerdo de los últimos días de mi padre en el hospital. El olor resucita el tiempo, y es que e