LA AGONÍA Y EL EXTASIS

DESDE LOS DEPORTES HASTA LA MÚSICA O LA POLÍTICA, EL FANDOM PUEDE BRINDARNOS SENTIDO DE PERTENENCIA. PERO TAMBIÉN TIENE UN LADO OSCURO. UN ESCRITOR EXADICTO AL FÚTBOL, EXPLORA LA LÍNEA ENTRE LA PASIÓN Y LA OBSESIÓN.

- David Hiller

Es un gran cliché, pero nunca olvidarás tu primer partido. Recuerdo entrar al bullicio de un estadio de fútbol con siete años; llevaba la enorme camiseta de imitación de mi hermano mayor y agarraba un folleto del partido con tanta fuerza que la tinta casi manchaba mis dedos.

Solo había visto otro lugar con tal aglomeración de gente unida en un activismo por una misma causa. Era un domingo en los bancos de la iglesia de San Lucas, en Maidstone. Todavía no me he adentrado en la religión, pero aquel 23 de noviembre de 1991 empecé a creer en algo cuando vi jugar al Tottenham Hotspur.

Si eres lector de Men's Health, es probable que, cuando no estés haciendo press de banca o entrenando para tu próximo Hyrox, te interesen otros deportes. Teniendo en cuenta que el fútbol tiene 3.500 millones de seguidores a nivel mundial, no es muy disparatado predecir que tú también apoyas a un equipo. Puede que no seas el tipo de aficionado que invierte su tiempo, dinero y bienestar emocional en el acto de que un equipo patee un balón de cuero hacia una red de polipropileno más veces que su contrincante, pero muchos sí lo son. Yo soy uno de ellos: llevo 35 años siguiendo a los Spurs con mi bufanda de rayas azul y blanca.

Hace dos años, calculé que dedicaba unas 25 horas semanales a ver, leer, escuchar o escribir en una aplicación sobre fútbol. Eso equivale a más de un día a la semana y unos 54 días al año. Decidí parar por completo durante seis semanas. Escribí sobre esta experiencia para