ENCUENTRO SALVAJE

Pensábamos que estábamos preparados para cualquier encuentro con la vida salvaje. Pero no este

- Jim Geraghty

CIENTOS DE ALCES, osos pardos y osos negros habitan el Parque Nacional de Denali, en Alaska, pero dado que el parque abarca más de 24.000 kilómetros cuadrados, la probabilidad de encontrarse con un alce o un oso es bastante baja, según el Servicio de Parques Nacionales. La escasa distribución no es consecuencia de la caza ni de enfermedades: simplemente se necesita mucha tierra para proporcionar suficiente alimento y hábitat a mamíferos tan enormes.

Estoy con mi familia de vacaciones de verano, haciendo un recorrido de unos 65 kilómetros en autobús por el Parque Nacional de Denali. El paisaje es espectacular y, como sugiere nuestro guía, quizá sea mejor que no nos hagamos ilusiones de ver un alce o un oso, porque nuestra visita ha coincidido con la época del año en que esos animales suelen estar de humor agresivo.

Al parecer, a los osos les gusta comer crías de alce, y hacia principios de junio, las crías supervivientes se vuelven lo bastante rápidas como para eludir a los osos, dejándolos hambrientos. Las madres de alce, al haber perdido una parte importante de sus crías, también pueden estar de mal humor cuando llega junio.

Los alces no son carnívoros, pero embisten, patean o pisotean cualquier cosa que consideren una amenaza. Si te encuentras con un oso, tienes varias opciones de autoprotección: intenta hacerte lo más grande posible, hacer mucho ruido o hacerte el muerto. Con un alce amenazador, el consejo del Departamento de Caza y Pesca de Alaska es “corre y ponte detrás de algo sólido, como un árbol”. Nuestra guía dice que la semana anterior, ella y su perro se encontraron con un alce nervioso y enorme —pueden pesar más de 450 kilos— y tuvieron que esconderse en el invernadero de un vecino.