Aplausos, por favor

Se escuchan "ohh!", "jaaah!", risas y aplausos que siguen con precisión las instrucciones. Detrás de los invitados de los programas de televisión hay una gran audiencia supervisada por empresas especializadas

- Anne Vidalie

Las manos de la guardia de seguridad recorren nuestras piernas: el cacheo es exhaustivo y riguroso. “¿Qué lleva en el bolsillo? ¿Un lápiz? No lo necesita, déjelo en el guardarropa". Obedecemos, por miedo a llamar la atención.

Mientras avanzamos en dirección opuesta a la cola, otro guardia de seguridad advierte a la multitud: “Hemos visto que alguien ha intentado entrar con su teléfono... Les recuerdo que hay que dejarlo todo en el guardarropa: móviles, cámaras, llaves o cualquier objeto metálico. Insisto en el tema de la ropa: ¡No se puede entrar con abrigos, bufandas, gorros! Medicamentos sí, bálsamo de labios no”.

Tres mujeres intercambian miradas de complicidad mientras ríen: “¡Esta no la habíamos hecho nunca!” Natalina Silva, Célia De Oliveira y Maria Jaffrezic conocen la canción: con más de 50 grabaciones en su haber, las tres amigas de la región de París están acostumbradas a escuchar las instrucciones. Siempre se dan las mismas consignas a las personas anónimas que pueblan el segundo plano de los programas televisivos que se graban con público. Juegos,