love rules

En su casa de París, el rockero y diseñador Lenny Kravitz ha creado un tributo espiritual para la familia y amigos, un refugio para ellos.

- DANA THOMAS

La superestrella de la música Lenny Kravitz ha amado París desde que aterrizó por primera vez allí en 1989, con 25 años, para promover su álbum debut, "Let Love Rule". Finalmente, a principios de los 2000, sintió que era el momento de encontrar un pied-à-terre: "un pequeño apartamento, tal vez cerca del Sena —un dormitorio, dos como máximo— donde pudiera escribir y pasar el rato," recuerda. "Un día, el agente inmobiliario me dice, 'Tengo algo.

No es lo que buscas, pero tienes que verlo." Ese "algo" era la gran mansión de la condesa Anne d'Ornano, la exalcaldesa viuda de Deauville, una construcción de los años 20 situada en un tranquilo callejón sin salida junto a un grupo de embajadas en el conservador distrito 16. Con sus hijos ya adultos, la condesa prefería pasar más tiempo en su finca normanda, con jardines poéticos diseñados por Louis Benech, que en la casa parisina, y había decidido venderla.

"No está en el mercado aún, y este tipo de cosas solo ocurren una vez por generación, me dijo el agente", continúa Kravitz. "Llegué, ella señaló el edificio, y dije, ¿Qué piso?' pensando que era un edificio de apartamentos. Y me dice, 'Es todo.' Dije, 'No, no, no, no, absolutamente no.' Por favor, solo entra y míralo.' Entré y dije, 'Esta es mi casa.' Espiritualmente, lo supe".

Había mucho que hacer para convertir la majestuosa mansión, residencia de una aristócrata francesa, en el refugio de un rockero estadounidense, donde podría pasar medio año grabando nueva música en un estudio casero, recuperándose de las giras europeas, y pasando tiempo con Zoë, su hija de 36 años, actriz-modelo-cineasta y con su exesposa, la actriz Lisa Bonet. La otra mitad del año la pasa en su finca en Eleuthera, Bahamas, y de vez en cuando visita un rancho que tiene en Brasil.