Alexa, ¿me estoy muriendo?

Ya sea por una mancha sospechosa en la piel o alguna sensación extraña en el pecho, una de las cosas más comunes que la gente se pregunta sobre su salud es “¿estoy muriendo?”. MATT JANCER investiga los beneficios que traen las herramientas de inteligencia artificial cuando son aplicadas al cuidado de la salud para descubrir si pueden ayudarnos a responder esa pregunta.

- Por Matt Jancer

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL ha encontrado la manera de meterse en los consultorios médicos, y esto está poniendo algo nerviosos a los doctores –en especial porque estudios han demostrado que la inteligencia artificial es mejor que los dermatólogos para detectar el cáncer de piel, y puede mejorar los diagnósticos de fracturas. Resulta bastante prometedor que la compañía de consultoría Accenture prediga que el valor de la tecnología artificial se elevará en un 40 por ciento por año, llegando a ser una industria de 6.6 mil millones de dólares hacia 2021.

En casa, a las personas les emociona el papel de la inteligencia artificial en el cuidado médico, pues ésta les permite estar sentados en su sala y gritarle a su bocina inteligente, “Alexa, me está pasando esto”, y recibir a cambio una respuesta competente sobre qué les pasa y qué deberían hacer. Me preguntaba qué tan atinada era esa inteligencia artificial para dar un diagnóstico bueno, así que decidí probarla.

Describí un par de situaciones médicas al Amazon Echo Dot y al Google Home Mini para ver si podía confiarles mi vida. (No usé a Siri, porque ese es más como una búsqueda de Google activada por voz). Descargué las aplicaciones de WebMD y Mayo Clinic First Aid en el Echo Dot. Google Assistant te puede dar respuestas de manera directa, así que el Home Mini no requería otras apps. Estos aparatos son muy buenos para ofrecer respuestas de primera necesidad, así que empecé con algo más complicado. Desde el comienzo, supe que habría problemas.