Nada más extraño que la pubertad

El verano llega a Stranger Things y la pandilla de Hawkins se prepara para hacerle frente a una nueva amenaza: la adolescencia.

- Por Amanda Adame

Es un día frío de finales de octubre en Atlanta, Georgia, pero en los Screen Gems Studios –donde ocurre la filmación del episodio siete de la tercera temporada de Stranger Things–, el equipo de producción vive en el verano de 1985. A nuestra llegada al set, la diseñadora de vestuario Amy Parris nos recibe con una sorpresa: la producción quiere contagiarnos el espíritu veraniego al caracterizarnos con el vestuario y accesorios de la serie. Mientras Parris nos deja elegir atuendos como una chaqueta verde con hombreras gigantescas, nos platica que se inspiró en la serie Cheers y en las películas La historia sin fin y Karate Kid para crear las nuevas siluetas y paletas de colores de esta temporada. “Yo nací en el 83, y los Duffer en el 84, así que es genial porque tenemos las mismas referencias creativas. Sé que este programa tiene una gran base de fans del cosplay y a mucha gente le gusta recrear los atuendos. No quiero ponérselas tan díficil, pero es genial verlos hacer un esfuerzo”.

Hallar ropa que remita a los 80, sin embargo, ha dejado de ser un reto. La misma Parris está sorprendida por el gran regreso que ha tenido la moda ochentera en la actualidad: shorts cortos, siluetas holgadas, pantalones a la cintura, patrones y colores vibrantes, motivos militares y accesorios gigantes. Muy cercano a lo que la producción nos ha prestado para entrar al set. Así, vestidos para la ocasión, pasamos junto a un letrero de utilería que dice: bienvenidos a Hawkins.

EL VERANO DE LA REDENCIÓN

En la colección de novelas cortas Las cuatro estaciones, de Stephen King, el autor escogió el otoño como un telón metafórico para narrar El cuerpo, una historia