SEIS HOMBRES Y UN DESTINO

UN DEPENDIENTE DE VIDEOCLUB, UN BAILARÍN Y UNA LEYENDA DEL CINE REVOLUCIONARON EL GÉNERO NEGRO HACE TRES DÉCADAS

- RUBÉN ROMERO SANTOS

RESERVOIR DOGS

En esta página, de arriba abajo: Tarantino da indicaciones a Harvey Keitel: Tim Roth y Tarantino en la mesa del desayuno y Steve Buscemi ante la cámara. En la página siguiente, de arriba abajo: Tarantino y Keitel, Roth y Keitel; una foto del reparto principal: de izq. a dcha. y de arriba abajo, Roth, Buscemi, Edward Bunker, Keitel, Tarantino, Lawrence Tierney, Michael Madsen y Chris Penn.

Planean un atraco perfecto. Sale mal. Así podría resumir un millennial youtuber el argumento de Reservoir Dogs. Pero hay muchísimo más en sus 99 minutos. Muchísimas palabras, canciones y litros de sangre. Más del que se le podía presuponer a un joven friki de 27 años llamado Quentin Tarantino. En 1991, el muchacho nacido en Tennessee tenía un sueño: quería ser director a toda costa. Para ello había recogido excrementos caninos en películas de Dolph Lundgren, despachado como dependiente de videoclub, imitado a Elvis en Las chicas de oro y reescrito guiones sin acreditar para productoras infames. En una de ellas se cruzó con Lawrence Bender, otro tipo sin demasiada buena suerte: su sueño de triunfar como actor y bailarín iba tan mal que se estaba reconvirtiendo en productor de serie B.