Los seres humanos somos una especie migratoria, no obstante, algunos nos dividen en dos clases: el migrante y el nativo.
Incluso si vives en el valle del Rift, en África, cuna de la humanidad, junto al yacimiento donde se descubrieron los restos más antiguos de nuestra especie, tus ancestros también se desplazaron, partieron, se mudaron y se mezclaron antes de regresar al lugar donde habitas, tal como yo me fui de Lahore, viví durante décadas en Norteamérica y Europa, y regresé a la casa en la que crecieron mis abuelos y mis padres, la casa en la que pasé buena parte de mi infancia, en apariencia como nativo del lugar, pero absolutamente cambiado en virtud de mis viajes.
Nadie es originario del lugar que llamamos hogar. Y nadie es originario de este momento en el tiempo. No somos originarios del instante, ya extinto, en el que comencé a escribir esta frase, tampoco del instante, también extinto, en el que se leyó, ni siquiera de este momento que se inicia y que se nos va de las manos, que ya se ha ido, se ha perdido para siempre y solo se conserva en la memoria.
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Agosto 2019