RANIA DE JORDANIA: HACE LA DIFERENCIA

La monarca más influyente de Medio Oriente tiene dos hijos casados y sigue dejando huella por su activismo social, que ha mejorado la vida de infinidad de personas.

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Todos conocemos y amamos el estilo exquisito de la reina Rania, así como su belleza y carisma. Pero su dimensión social, cultural y política es un logro en el contexto histórico y cultural de aquella zona del planeta.

Además de ser icono de moda, su faceta más visible es su trabajo a favor de la educación y los derechos de los niños y las mujeres. No obstante, hay un aspecto de ella que resulta clave: cuestiona las injusticias y aboga por los refugiados ante políticos, jefes de Estado y grupos extremistas, y ejerce su libertad de expresión al igual que externa sus opiniones, y la razón se remonta a su vida antes de convertirse en soberana de Jordania.

De hecho, hace unos meses la reina se pronunció en CNN sobre el conflicto entre el grupo armado de Hamás e Israel. Rania, de origen palestino, criticó la postura de occidente e incluso lo llamó cómplice de Israel que, desde su visión, genera el mismo tipo de violencia.

En su boda con el entonces príncipe Abdalá, el 10 de junio de 1993.

DE RAÍCES PROFUNDAS