"Este viaje no es ningún desafío.Quería respirar, vivir, ver el mar, sentir el viento en la cara"

Esta crónica de un viaje en barco para cruzar el Atlántico no es como otras. Las velas de un velero fabricado con un 40 % de lona de yute se convirtieron en las alas que ayudaron a Capucine a conquistar su libertad. Hoy podemos leer su historia en un libro inspirador.

- Capucine Trochet, escritora y navegante

En lo alto de un acantilado, en el sur de Chile, la inmensidad del océano y la idea de ir más al sur del sur despertaron algo en Capucine Trochet. “Pensé que más al sur estaba la Antártida y para ir, tengo que aprender a navegar.” No fue tanto una llamada del mar como un mensaje a sí misma. “Es algo que ya podía sentir en la montaña. Como el próximo párrafo de algo que se está escribiendo y que aún no sabes qué es.” Pronto se revelaría el siguiente capítulo de esta historia.

"Hay que tener respeto a lo que nos rodea"

Una cita para entrevistar al ingeniero y navegante Corentin de Chatelperron, que estaba con su barco Tara Tari en el Salón Náutico de París, desataría los acontecimientos. Él, que había viajado desde Bangladés hasta La Ciotat francesa con este pequeño barco pesquero que construyó a base de yute, no sabía qué hacer con él y esta escritora y navegante decidió en ese mismo instante que iba a cruzar el Atlántico con él partiendo desde La Ciotat hasta Martinica. “Voy a seguir su historia. No te preocupes”, dijo ella. Y gracias al nacimiento de una nueva editorial dedicada a la exploración del mar, Almayer, ahora podemos leerla.

[6] Barcelona La ciudad española fue el hogar familiar de Capucine durante unos años. "Mi ciudad de corazón es Barcelona, de verdad", nos dice. Volvió a pasar por sus costas en su travesía con el Tara Tari.