LA RUTA DEL TE

RECORRER EL PEKOE TRAIL: MONTAÑAS VERDES, ENCLAVES ESPIRITUALES Y VISIONES FASCINANTES DE LA VIDA COTIDIANA EN SRI LANKA

- Martin H. Petrich

UNA VEZ MÁS, el Udarata Menike llega tarde. El tren azul conocido con el bonito nombre de "Chica de la montaña" se detiene en la estación de Bandarawela con media hora de retraso.

Pero no importa: el ajetreo matutino en el andén es tan entretenido como una telenovela de Sri Lanka. Mujeres tamiles con sus coloridos saris esperan de pie junto a un grupo de estudiantes que no paran de hablar, empleados con maletines y, no muy lejos, un grupo de excursionistas franceses.

Un empleado del ferrocarril anuncia la llegada del tren con un fuerte repique de campana y desde los altavoces se escucha un batiburrillo incomprensible de palabras. El jefe de estación, enfundado en un uniforme blanco como la nieve, sale de la oficina con actitud de general. Y es entonces cuando empieza la acción: un hormiguero de gente se precipita hacia las puertas del tren. Los recién llegados apenas consiguen bajar mientras otros se abren paso a empujones para entrar en el tren. Pero el caos de subidas y bajadas acaba rápidamente. Suena un silbato y el tren arranca lentamente.

En tren por las tierras altas.

Por suerte, aún hay sitio en tercera clase. "Siéntate y relájate, tenemos dos horas por delante", dice Marzuk Mohamed Hafeel, del Club de Senderismo de Sri Lanka. ¿Dos horas para algo menos de 30 kilómetros? El guía de senderismo se limita a sonreír. El nerviosismo inicial da paso a una agradable calma, alimentada por el monótono traqueteo del tren, pero sobre todo por el paisaje. Nada más salir de la ciudad, aparecen los bosques y campos de té.

Las nubes flotan sobre los árboles como bolas de algodón, dejando ver de vez en cuando unas vistas panorámicas. Algunos mochileros se abalanzan sobre las puertas abiertas para asomarse al estilo Bollywood en las curvas.