COMO LUGAREÑO LUCCA

Con una dosis triple de historia, cultura y una fantástica gastronomía regida por la estacionalidad –por no mencionar una campiña hermosa justo en la puerta– esta ciudad toscana es una obligación en cualquier itinerario italiano.

- KERRY WALKER

Pasado y presente

Las murallas renacentistas de Lucca trazan un círculo de unos cuatro kilómetros alrededor del centro histórico. Aquí es donde los lugareños vienen a correr, andar en bici y hacer pícnics, así que decídete por una passeggiata (paseo) al atardecer mientras admiras las siluetas de torres medievales contra cielos rosados en una dirección y los Alpes Apuanos en la otra.

Sumérgete en el antiguo pueblo medieval y admira la ovalada piazza dell'anfiteatro que se eleva sobre las ruinas del antiguo anfiteatro romano y está bordeada por casas color ocre y cafés al aire libre. Está correctamente consignada como una de las plazas más bonitas de la Toscana, así que más vale llegar bien temprano para disfrutar el escenario antes de que llegue todo mundo.

Camina hacia el sur por callejones angostos hasta la torre Guinigi. De ladrillo rojo y almenada, es el icono románico-gótico y larguirucho de Lucca. La torre de 45 metros de altura es mucho más impresionante tras subir los 230 escalones hasta la cima, que está coronada con encinas. Ahí las vistas cruzan los techos terracota, domos y torres, hasta las montañas más allá.