Arrastrada hacia el mar

Una inmersión de buceo una noche tormentosa y oscura se convirtió en una lucha contracorriente

- Diane Godley

ILUSTRACIÓN: Marcelo Baez

Cuando sonó la alarma el 12 de enero de 2021, Oksana Samkova se levantó y miró por la ventana de su habitación para verificar el tiempo. Estaba haciendo un curso avanzado de buceo y esa noche tenía programada una salida acuática nocturna en Port Noarlunga, en el Golfo de San Vicente, 30 kilómetros al sur de Adelaida, en Australia. En lugar del día soleado y tranquilo que esperaba encontrar, la sorprendió un cielo gris y tempestuoso y un viento tan intenso que levantaba por el aire los muebles de exterior de su casa.

Un poco asustada, esta enfermera ucraniana contacó con el equipo para averiguar si la salida nocturna se había cancelado. Pero le aseguraron que el tiempo iba a mejorar y que la actividad estaba confirmada.

Alrededor de las 20:30 horas, el grupo formado por ocho buzos y dos instructores se reunió en el aparcamiento de Port Noarlunga para una charla informativa previa. Allí dividieron al grupo en parejas, repasaron las señales y revisaron que todos tuvieran los equipos necesarios en condiciones.

Casi todo el equipo de buceo de Oksana era negro, lo que la hizo prácticamente invisible durante la actividad nocturna.