Detrás de la perfección

El perfeccionismo no tiene nada de perfec to, pero sí con no sentirte segura de ti misma. Entonces, si no es así, ¿por qué nos empeñamos en usarlo como un atributo que demuestra lo mucho que nos exigimos en busca de probar que hacemos un buen trabajo?

- Por Michelle Mejía

Para algunas es un capricho de nuestra personalidad, algo con lo que crecimos porque cierto momento y situación no nos hizo sentir lo suficientemente valiosas, o nos dijeron que debíamos de ser las mejores, o quizá porque pensamos que era la forma de llegar al éxito (lo que sea que eso signifique). Si nos detenemos a pensarlo bien, es un capricho personal bastante irritante que nos convierte en mujeres tensas y obsesivas. Tal vez pienses que no eres perfeccionista, que te gustan las cosas bien hechas, pero quizá sí te identifiques con las siguientes situaciones.

Para la persona que lucha contra el perfeccionismo, la voz incesante en su cabeza es tan real como la voz de la persona que está al otro lado de la habitación

Es posible que te sientas identificada con algunos de los patrones anteriores, esto se debe a que el perfeccionismo es diferente en cada persona. Pero si reconoces que estás haciendo varias de las siguientes cosas, es probable que tengas un problema y que te esté consumiendo sin darte cuenta.

EL VERDADERO PERFECCIONISMO ES UN INFIERNO

Imagina a la persona más desagradable y cruel que conoces y que su trabajo es seguirte, criticando y juzgando lo que haces. Agrégale una voz que te repite que si tan solo hicieras las cosas bien por un minuto, tus problemas se resolverían. ¿Suena bien?