ESSAOUIRA LA PERLA DEL ATLÁNTICO

UN PARAÍSO HIPPIE EN EL QUE TODOS QUIEREN PERDERSE, PERO NADIE PUEDE. SUS CALLES SE FORMAN EN ÁNGULOS DE 90 GRADOS QUE DESEMBOCAN EN LAS ARTERIAS PRINCIPALES.

- Álvaro Martínez Fernández

[1] Puerto pesquero de Essaouira. 

día 1

EL CORAZÓN DE LA CIUDAD. Pasear por la medina de Essaouira, también conocida como Mogador, es hacerlo por unas románticas murallas de estilo vaubano, por numerosas galerías de arte que invitan a la contemplación de las más preciosas pinturas y a embelesarse con sus fortificaciones color ocre que se entremezclan con la brisa del Atlántico. Un intemporal escenario incluido en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.

ENTRE EL OCÉANO Y EL DESIERTO. No hay visita a Marruecos sin un paseo en dromedario. Las rutas que parten desde la ciudad te permiten recorrer a lomos de este mamífero la desembocadura del río Qsob entre mimosas y eucaliptos, las dunas donde se esconde el antiguo Palacio del Sultán Negro y la preciosa playa de Ord Omar, con el telón de fondo del Atlántico presidido por la isla de Mogador, hogar de los rarísimos halcones de Eleonora.

EL PRECIADO ARGÁN. Una visita imprescindible son sus famosas cooperativas de argán, que suelen estar regentadas por mujeres bereberes que trabajan su fruto hasta convertirlo en un aceite esencial con el que elaboran todo tipo de productos cosméticos. Un trabajo al alza que sirve a las mujeres locales para dignificarse ante la sociedad y ser válidas para su familia.