En las fauces de un león

Cuando el enorme león atacó por la espalda, pensó que iba a morir. Entonces, entró otro león en acción

- Arnold Sapiro

El cachorro de 18 meses, más grande ya que un gran danés, salió de la maleza, puso sus patas delanteras sobre los anchos hombros de Tony Fitzjohn y se restregó feliz con su amigo. El jueves 12 de junio de 1975, al estilo de los leones, Freddie daba la bienvenida a Tony al campamento Kora tras su viaje de dos días en busca de provisiones.

Kora, un aislado campamento protegido por una alta alambrada en el norte de Kenia, era donde George Adamson, ecologista de 70 años, rehabilitaba leones en un singular proyecto de conservación. Cachorros huérfanos o leones jóvenes de zoológico (que de otro modo quedarían en cautividad) crecían, se reproducían y vivían libres en una reserva nacional de fauna establecida por el Gobierno keniano.

SIN PREVIO AVISO, TONY SINTIO QUE UN ENORME ABALANZABA ANIMAL SE SOBRE ÉL POR DETRÁS.

Las condiciones del campamento eran duras: calor intenso, moscas tsetsé, sin electricidad ni saneamiento y seis horas de viaje hasta el pueblo más cercano. Pero Fitzjohn, inglés de 31 años, había quedado cautivado en su adolescencia por Nacida libre, la historia de Elsa, la leona huérfana y sus criadores, Joy y George Adamson. Vivir en África y trabajar con Adamson los tres últimos años había sido su sueño hecho realidad.

Una de sus tareas era viajar cada mes en Land Rover a comprar provisiones al reducto de Garissa. Esa mañana, antes de volver, pasó a agradecer al guarda de caza del distrito por haber desalojado a una banda de cazadores furtivos armados que ponía trampas con veneno para los rinocerontes en la reserva.