Encender la llama

Nacer pelirroja es un capricho de la genética. Pero con actitud, cuidados y constancia todas podemos pertenecer a ese selecto club.

- Por Paula Menéndez

«Siento un vínculo con otras pelirrojas. Es como si estuviéramos en un pequeño club», confi esa la supermodelo británica Karen Elson, probablemente la pelirroja más célebre de la industria de la moda (con permiso de Grace Coddington). En efecto, las musas de melena ardiente del mundo del espectáculo parecen moverse en una órbita diferente y llaman la atención por su belleza extraordinaria: desde Jessica Chastain, nuestra estrella de portada, hasta la etérea cantante Florence Welch o la estrella emergente Sadie Sink. Todas ellas provocan una fascinación especial por un simple motivo. «Las personas pelirrojas son muy raras, en el sentido de poco frecuentes, y distintas al resto», sostiene Lluís Montoliu, biotecnólogo y autor de