La dolorosa gloria de ser - Almodóvar

Recién estrenada en el Festival de Cannes, Dolor y gloria es la confesión más íntima de Pedro Almodóvar y el arma con la que combate sus miedos más íntimos.

- Por Jessica Oliva

El éxito es un obstáculo o un catalizador de la felicidad? Aunque la pregunta parece obvia, en realidad no lo es, sobre todo cuando dicho éxito es producto de un proceso de creación tan absorbente –¿y doloroso?– como el de hacer cine. ¿Qué sucede si, después del triunfo, el peso de la gloria pasada es demasiado? ¿y si la pasión se va? ¿o la inspiración? ¿o la salud? Estos son los miedos que invaden de vez en cuando al cineasta español Pedro Almodóvar, aún después de más de 40 años de exitosa carrera en la industria. Dudas e incertidumbres que ahora exorciza con una autoficción. Dolor y gloria, su cinta más reciente, da un vistazo a su propia vida y aborda temas como el recuerdo de su madre, su infancia, sus dolores como creador y ese amor trunco que quedó en su memoria. “No hay que tomársela tan literal”, advirtió Almodóvar durante la pasada edición del festival de Cannes, donde la película fue seleccionada para competir por la Palma de Oro. “Tiene cosas que sí me pasaron, aunque hay otras que no (…) Yo también tuve la experiencia de un amor trunco, por ejemplo, de los que por circunstancias externas te hacen separarte y es dolorosísimo, porque sucede cuando la pasión sigue ahí, y es como cortarte un brazo. Pero no tuve una reconciliación después, me hubiera gustado, pero no me he atrevido”.

Como lo ha dicho él mismo, casi toda su filmografía ha sido, en general, un tanto autobiográfica. Sin embargo, ésta es la primera vez que rescata un estilo más austero y desnudo para poner a la cabeza de su argumento a un