Corrupción: Sin Solución A La Vista

- Dino Rozenberg → Gráficos Oldemar

Todos hablan de ella y hasta han dicho que forma parte de la cultura mexicana desde los tiempos de la Conquista; incluso antes, desde los tlatoanis. Pero en el siglo xxi no se puede invocar la leyenda para justificar las malas prácticas, los desvíos y el despilfarro de los recursos públicos, que a veces van a dar a manos de empresarios sin escrúpulos, y muchas otras a las de funcionarios y políticos desleales. La brecha que siempre ha existido entre el tamaño de la corrupción y los esfuerzos por perseguirla muestra que, a corto plazo, hay pocas esperanzas de cambio.

Esta percepción generalizada es un reto fenomenal para los políticos porque las promesas, los proyectos y las ideas están desgastados y resultan poco creíbles para el electorado. En realidad, a lo largo de los meses ninguno de los candidatos o partidos ha presentado programas concretos, realistas y viables, ya no para eliminar, sino siquiera entender la corrupción y ponerle freno. ¡Y vaya que sería algo muy necesario!

MILLONES QUE SE FUGAN POR LA TUBERÍA

No es novedad que la crisis de confianza se ha acentuado en los últimos años, y uno de los pilares es la común práctica de desviar, subutilizar, malgastar o apropiarse de fondos públicos. En el Código Penal Federal estas faltas pueden ser perseguidas como delitos cometidos por servidores públicos, concusión, ejercicio abusivo de funciones, tráfico de influencia, cohecho, peculado o enriquecimiento ilícito, entre otras figuras.