Ninja Gaiden: Ragebound

DE PROCESIONAR POR ANDALUCÍA, A HACERLO POR JAPÓN

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Pocas sagas pueden presumir de ser universalmente alabadas por muchas generaciones de consolas que pasen, y una de ellas es Ninja Gaiden, que arrancó en los 8 bits, pasó a los 16 bits y, ya en la era de Xbox, saltó a las 3D.

Este año, la serie vuelve a la acción con dos nuevos juegos. El 21 de octubre, se estrenará Ninja Gaiden 4, pero, desde el 31 de julio, está ya disponible Ninja Gaiden: Ragebound. A priori, este último podía parecer un proyecto menos importante que el primero, pero Koei Tecmo ha puesto toda la carne en el asador depositando su confianza en la editora francesa Dotemu y en el estudio español The Game Kitchen, responsable de Blasphemous y, por tanto, especialista en las dos señas de identidad de las entregas clásicas de Ninja Gaiden: la acción plataformera en dos dimensiones y los píxeles.

El argumento deja a un lado a Ryu Hayabusa para centrarse en Kenji, un joven ninja del mismo clan, quien verá su camino cruzado con el de Kumori, una kunoichi del clan rival de la Araña, para detener una invasión demoniaca en nuestro mundo que parece estar relacionada con unos misteriosos cristales. La historia es sencilla y previsible, pero es una mera excusa para dar pie a un juego de acción que os será familiar.

Saltos y golpes de 8 y 16 bits