FORTALEZAS DE LA CORRUPCIÓN

En el centro penitenciario estatal de Ciudad Juárez se reúnen todas las condiciones para la operación de las organizaciones delictivas: una sucesión de administraciones corruptas, operativos federales y estatales fracasados y, sobre todo, la colusión del poder político con el de los criminales. Al respecto el exgobernador Javier Corral relata su experiencia y señala directamente a Eduardo Guerrero, del Grupo Sonora, como uno de los artífices del sistema de complicidad que provoca sangrientas pugnas por el poder en los penales.

- PATRICIA MAYORGA

CHIHUAHUA, CHIH.- El Cereso 3 de Ciudad Juárez tiene un largo historial de complicidad de sus autoridades, que han permitido a los grupos delictivos tomar el control.

A partir del gobierno de César Duarte Jáquez, dichos grupos se posicionaron mejor con la simulación de la certificación de ocho centros penitenciarios por la cuestionada Asociación Americana de Correccionales en octubre de 2014.

Quienes han estado a cargo del gobierno de Chihuahua las últimas tres administraciones se culpan mutuamente de la falta de gobernabilidad en los penales, cuya historia está marcada por los homicidios. Pero suelen señalar a Eduardo Guerrero Durán, titular del sistema penitenciario en el gobierno de Duarte y posteriormente titular del Órgano Administrativo Desconcentra- do de Prevención y Readaptación Social del gobierno federal, que se encuentra prófugo (Proceso 2051).

El ataque al Cereso 3 del 1 de enero –en el que se fugaron 30 reos, siete más murieron y 10 custodios fueron asesinados– evidenció nuevamente la existencia de celdas VIP para los capos y la falta de actuación de las autoridades para atender la problemática añeja que ha causado decenas de asesinatos los últimos años. Los más privilegiados han sido integrantes del grupo delictivo Los Mexicles.