¡A TODA MÁQUINA!

LAOPORTUNIDAD DE CONDUCIR EL ÚLTIMO TREN A VAPOR PROGRAMADO DEL MUNDO

- Martin Fletcher

Parada en la Estación de Wolsztyn dela locomotora SS Pr, de Vapor OL49-69. 

Son las 5:20 de la mañana, y estoy profundamente dormido en una casa de huéspedes de Wolsztyn, una pequeña ciudad del oeste de Polonia. La luz se enciende en el pasillo. Oigo gritar a Howard Jones, mi anfitrión: Funciona! Funciona!” Salto de la cama y me visto con rapidez.

Treinta minutos después, Howard y yo llegamos a la estación de tren. Es de noche y está lloviendo. Hay una gigantesca máquina de vapor negra en el andén con nubes de vapor y humo saliendo ondulantes de su chimenea.

Subimos a la cabina, donde Andrzej y Marcin, maquinista y fogonero de máquina, esperan vestidos con su ropa mugrienta y sus gorras de béisbol. A las 6:30 de la mañana, el gigantesco monstruo de acero sale de la estación, chirriando y crujiendo, temblando y estremeciéndose, jadeando a medida que aumenta su velocidad lentamente.

El servicio del último tren de vapor de vía ancha estándar del mundo, principalmente para pasajeros regulares, no turistas, empieza su recorrido matinal.

Es también el último en el que novatos como yo pueden aprender a conducirlo. Pero me estoy adelantando.

HACE CUATRO AÑOS, un amigo de un amigo mío, amante de los trenes de vapor, me habló de las máquinas de vapor de Wolzstyn y de Howard Jones, el curioso inglés que había hecho lo indecible para mantenerlas en marcha organizando recorridos para quienes desearan conducirlos.